El papel moneda de las colonias francesas
La misma división temporal que se ha propuesto para distinguir las dos fases de la expansión colonia¡ británica, es válida para la actuación francesa en ultramar. Mientras que en el caso de Inglaterra no hubo una verdadera solución de continuidad, en el de Francia existen dos fases bien distintas, a las que cabe añadir una tercera. Los primeros viajes de exploración se efectuaron ya durante el reinado de Francisco 1, cuando Giovanni da Verrazzano primero y Jacques Cartier después pusieron las bases de la conquista del Canadá, la primera colonia francesa importante. Desde aquí la colonización se desplazó hacia el Sur a través de los Grandes Lagos y luego hasta el golfo de México. La conquista de estos territorios se completó durante el reinado de Luis XVI, cuando la expansión ultramarina había asumido un papel de gran importancia en la política francesa.
La formacion del imperio colonial frances
Gracias al ministro Coibert, gran inspirador del mercantilismo y del colonialismo, el empuje expansivo se dirigió a África, con la ocupación del Senegal, Madagascar y las islas Mascareñas (las actuales Reunión y Mauricio). También se establecieron importantes asentamientos en la India, entre los que recordamos Chandernagore y Pondicherry, franceses respectivamente hasta 1950 y 1954. De estos dos pequeños enclaves quedan unos pocos billetes, muy raros, emitidos entre 1877 y 1945 por la Banque de I’Indochine. Es notable por la gran minucia de sus representaciones el de 50 rupias, de 1936, en el que, como en todos los demás, los epígrafes que indican el valor están en francés e inglés. La bandera tricolor francesa ondeó también en América central y meridional, entre las Antillas (Guadalupe, Martinica y Santo Domingo) y la Guayana, donde en 1637 se fundó la famosa colonia penitenciaria de Cayena, definitivamente clausurado en 1947. Durante esta fase, los franceses aplicaron una política colonia¡ errónea, que en el transcurso de pocos años determinó una notable reducción de los territorios. Por lo general, a la conquista formal no seguía el poblamiento, y a veces faltaba incluso la ocupación efectiva. La administración estaba centralizada en exceso, y la relación entre propiedad y colonos era de tipo feudal. Era notable, además, la intolerancia religiosa. En este período, Francia consideró sus posesiones meros territorios para explotar en su beneficio exclusivo. En 1 763, en virtud del tratado de París, que puso fin a la guerra de los Siete Años, el Canadá pasó a Inglaterra, en tanto a Francia sólo le quedaba el derecho a pescar frente a las costas de Terranova, además de la posesión de las dos islitas de San Pedro y Miquelón, El tratado prohibía asimismo a Francia la fortificación de las pequeñas bases de la India, con lo que se le limitaba de hecho cualquier posibilidad de expansión ulterior. En el Canadá inglés, se dejaba sentir ampliamente la necesidad de papel moneda, pues las emisiones por cuenta del gobierno francés se habían detenido con las últimas ordonnances de 1760. En 1813, finalmente, se emitieron los primeros army bills, papel moneda de emergencia cuyo valor se indica en lengua inglesa y en dólares, y en francés y en piastras. Hoy San Pedro y Miquelán constituyen una , colectividad territorio¡ representada en el parlamento francés por un diputado y un senador. De estas islas son curiosos dos rarísimos billetes de 27 y 54 francos, equivalentes respectivamente a 5 y 1 0 dólares, impresos entre 1890 y 1895 por la Banque des Isles Saint-Pierre et Miquelon, cuyos peculiares valores nominales (directamente relacionados con el dólar) demuestran que la emisión está inspirada también por motivos nacionalistas. En 1803, Francia había perdido los últimos territorios al sur del Canadá. Ese año, en efecto, Luisiana fue vendida a Estados Unidos por 80 millones de francos. En 1810, cayeron en manos inglesas las islas Mascareñas y Madagascar. El segundo período colonia¡ francés se inició en 1830 con la toma de Argel, a la que siguió la rápida conquista de toda Argelia. Los motivos políticos de este nuevo impulso colonia¡ estaban claros: los gobiernos de París habían perdido demasiado tiempo, y era preciso contrarrestar el enorme desarrollo colonia¡ de Gran Bretaña, que en aquella época podía gloriarse de poseer más de 20 millones de kilómetros cuadrados. Los mayores esfuerzos se concentraron en las adquisiciones territoriales en África y en el Sudeste Asiático. Esta fase, que presenció la consolidación del imperio colonial francés, puede darse por concluida en 1911.
La colonias africanas
En el continente africano, la penetración comenzó con los protectorados sobre los islotes próximos a Madagascar y las Comores, que constituyeron los Restablecimientos franceses del canal de Mozambique. Entre 1854 y 1865, el dominio colonial se extendió al Senegal, Nigeria y Guinea. Luego se ocupó la bahía de Obock, en el golfo de Adén, y desde luego no hay que olvidar la obra colosal de la apertura del istmo de Suez (muy discutida por Inglaterra), que a partir de 1 869 aumentó la influencia francesa en aquella área. De esta fase de la colonización francesa en África quedan algunos raros billetes de 25, 100 y 500 francos, emitidos por la Banque du Sénégal entre 1853 y 1901: son de color azul en el anverso, mientras que el reverso, anepigráfico, es negro. Desde 1895, año en que obtuvo de nuevo Madagascar, hasta los primeros años del siglo M, Francia consolidó definitivamente sus posiciones en África. En 1883 nació el protectorado francés de Tunicia, mientras las conquistas, partiendo del norte del Sahara, se iban extendiendo hacia los últimos espacios libres que quedaban al Sur y al Oeste. Esta política, consistente en incorporar territorios franceses situados entre los que ya pertenecían a otras potencias coloniales, no podía dejar de suscitar problemas. Éstos se resolvieron mediante complicados acuerdos y protocolos, pero a menudo no resultaba fácil alcanzar conclusiones satisfactorias para todos los interesados, como por ejemplo en el caso del Sudán oriental, disputado entre Francia e Inglaterra, que casi provocó un conflicto abierto entre ambas potencias. Dos convenios, estipulados en 1899 y 1904, sancionaron una enésima y definitiva distribución en este gran
Las colonias de Asia
La expansión territorial francesa en Asia comenzó en 1862, con la conquista de Cochinchina (actual Vietnam del Sur), a la que siguió en 1863 la de Camboya, convertida aquel año en protectorado francés. Entre 1 883 y 1 894, se constituyó la lndochina Francesa gracias al tratado de Hué, que reconocía a Francia la posesión de Annam (Vietnam central) y Laos. Se trataba de un territorio poblado por más de 17 millones de habitantes. Algunas de las emisiones de la Banque d’lndochine se cuentan entre las más hermosas de toda la serie colonia¡ gala. La unidad monetaria no era el franco, sino la piastra (como en el Canadá), equivalente a un dólar y a la moneda española de 8 reales, en uso desde hacía siglos en el Sudeste Asiático. Se trata del llamado pillar collar o dólar con columnas, por las columnas de Hércules que aparecen en el reverso. Fue ésta la moneda internacional por excelencia desde el siglo XVII hasta fines del XIX. Entre 1893 y 1907 se emitieron en Saigón y Ha¡ Phong billetes de 1, 5, 20 y 1 00 dólares o piastras, hoy muy raros, en los que aparecen representaciones de inspiración clásica, como Neptuno, y personajes de la historia de la navegación y de los descubrimientos geográficos. También son frecuentes las evocaciones de obras arquitectónicas de los antiguos imperios de esta parte de Asia. La segunda serie de billetes emitidos para lndochina se aparta de la primera por los caracteres más modernos y por la sustitución de la lengua inglesa (con anterioridad utilizada junto con el francés) por los ideogramas chinos.
Las colonias de Oceanía
La formación de las primeras colonias en Oceanía se remonta a 1853, con la ocupación de Nueva Caledonia, a la que se añadieron las islas de Sotavento, Barlovento y Tahití, transformadas de protectorados en colonias propiamente dichas, y con la creación del condominio anglofrancés de las Nuevas Hébridas. Los billetes usados en Nueva Caledonia los emitió a partir de 1873 la Banque de la Nouvelle Caledonie, y luego la filial en Nouméa de la Banque d’lndochine, que recurrió a los mismos tipos empleados para las emisiones en lndochina. A las primeras dos fases de expansión colonia¡ puede añadirse una tercera. Concluida la Primera Guerra Mundial, se adjudicaron a Francia algunas colonias que habían pertenecido a Alemania, como por ejemplo Togo y Camerún, que unidas al Congo, ya francés, consolidaron mportante área colonia¡: el África Ecuatorial rancesa, Además de estos territorios africanos, se entregaron a Francia los de Siria y el Líbano. Al África Ecuatorial Francesa pertenece una notable serie de billetes emitidos a partir de 1917, entre los que cabe señalar por su belleza el de 1. 000 francos, de 1941-1944, que representa el ave fénix. Las emisiones para Siria y el Líbano corrieron a cargo de la Banque de Syrie, convertida a partir de 1925 en Banque de Syrie et du GrandLiban. La unidad monetaria de ambos territorios era la libra dividida en 100 piastras. Los billetes se apartan de los acostumbrados tipos coloniales franceses: en lugar de representaciones alegóricas de estilo floral aparecen los monumentos locales, rodeados de motivos decorativos.
El fin del imperio
El camino hacia la independencia de las colonias empezó precisamente por Siria y el Líbano, que se convirtieron en Estados soberanos en 1946 y 1944 respectivamente. La disgregación del imperio colonia¡ galo no dejó de suscitar, sin embargo, conflictos y enfrentamientos. Para contener la secesión de las colonias, al comienzo el gobierno instituyó la Unión francesa, que preveía la incorporación de aquéllas a la metrópoli. El Vietnam proclamó su independencia en 1945, pero al no reconocerla Francia, se desencadenó la guerra de lndochina. Al mismo tiempo, comenzaban las guerras de liberación en Tunici’a y Argelia, conflictos éstos que afectaron gravemente a Francia durante varios años. Después de la transformación de la Unión en Comunidad francesa, con libre adhesión a la nueva forma asociativo, gran parte de las ex colonias se desvincularon definitivamente de Francia. También es cierto que en los Estados soberanos de África occidental, por ejemplo, se ha conservado buena parte de las estructuras francesas, y ante todo la unidad monetaria común. Todavía hoy, por más que las últimas emisiones se remonten a 1981, se sigue usando el franco en Mal¡, Mauritania, Níger, Senegal, Benín, Costa de Marfil, Burkina Faso y Togo. Y ello pese a que la mayoría de los Estados es independiente y autónoma desde 1960. Lo mismo puede decirse de los p@íses que formaban el bloque de colonias del Africa Ecuatorial (Congo, Gabón, República Centroafricana, Chad y Camerún), donde sigue en curso el franco CFA junto a las divisas locales. Hoy día, Francia ya no tiene colonias; tan sólo departamentos de ultramar o colectividades territoriales. Entre los primeros, cabe recordar Guadalupe y Martinica en América del Norte, y Guayana en la del Sur; Reunión en África; y Nueva Caledonia, Wallis y Futuna, Polinesia Francesa y Clipperton en Oceanía. Son colectividades las islas de Mayotte (en el archipiélago de las Comores), en África, y San Pedro y Miquelón en América.